lunes, 29 de junio de 2015

Detalle a detalle hasta la 2ª División

Imagen de la cuenta de Twitter de Luis Helguera
 
Siempre he pensado que los playoffs se deciden en los detalles. Y que, por nimio que parezca, cada detalle cuenta. 

El Huesca no estuvo fino con los detalles en la final frente al Nástic: Erró el tiro permitiendo que las cámaras captaran el lógico alivio del vestuario por evitar a Oviedo y Cádiz (lógica reacción que para nada menospreciaba al Nástic y que nunca debió llegar a Tarragona) y fijando unos precios que evitaron un lleno en el Alcoraz que deportivamente era necesario. Por no atinar, no se atinó ni en la planificación del viaje de los aficionados a Tarragona, que llegaron tarde y se perdieron los primeros minutos del partido y unos nada desdeñables prolegómenos junto a una hinchada local francamente hospitalaria. Allí, tras un primer tiempo más que meritorio, una jugada aislada (sí, un detalle) suponía el 1-0. Luego, feo detalle no devolviendo el balón, crispación, el 2-0 y una zozobra mental inexplicable que dejó al Huesca sin Manolo, casi sin Carlos David y sobre todo alejaba un ascenso que veíamos a 45 minutos de distancia nada más y nada menos que a un mes vista. 3-1.
Un nuevo sorteo ya sin cámaras (detalle) emparejó al Huesca contra el Racing de Ferrol. Tocaba resetear y el Huesca atinó:  Tevenet supo recuperar al equipo y el club estuvo certero con el anuncio de los precios para el partido de vuelta. Hasta la planificación del viaje del equipo a Ferrol con alto en el camino y entrenamiento en Ponferrada, fruto de una buena relación personal forjada en el pasado por el presidente del Huesca, me parece relevante. Detalles y más detalles...
Luego, el 0-1 nada más comenzar el partido en A Malata, la lesión de Pablo Rey y tres goles adicionales, que pudieron ser más, en lo que sin duda fue la victoria más contundente fuera de casa que se le recuerda al Huesca en el último lustro. 
Del 2-0 de la vuelta me quedo con dos momentos que protagonizó Juanjo Camacho: su arenga en el descanso a un Pablo Pallarés que pasó de la desesperación al gol y su ubicación como central en las postrimerías del partido. Alguno dirá que es una anécdota. Para mí, un detalle.

Un penalti más que controvertido y los pocos centímetros que separaron del gol al postrero remate de Portillo en el Carranza emparejaron al Huesca con el Huracán, club en el punto de mira de muchos por lo escandaloso de lo sucedido en su campo en la eliminatoria frente al Logroñés. El Huesca volvió a acertar y estuvo a la altura tanto facilitando las entradas para los aficionados que se desplazaron a Torrent como en los precios fijados para el partido de vuelta, fomentando - esta vez sí- un lleno histórico en el Alcoraz. Además, el compromiso y el sentimiento del equipo era certeramente trasladado a las redes sociales. Sin estridencias, con humildad, el sentimiento del #VolveremosA2ª calaba no sólo en los aficionados oscenses sino en todos los aragoneses y se reciben muchísimas muestras de apoyo desde Zaragoza. Y eso no es azar, hay mucha alma tras ese detalle.

El 1-1 de la ida dejaba el detalle del regreso de Manolo y el ascenso por decidir donde todos hubiéramos firmado a principio de temporada: en el Alcoraz. 
Semana de nervios, de sentimientos y de saber estar de todos los estamentos del club azulgrana no entrando al trapo del espectáculo pirotécnico que el controvertido presidente del Huracán fomentaba en cuanto tenía oportunidad. Todo cuenta, todo suma. 
Y así, con previsión de lleno, la prensa local volcada y la radiotelevisión autonómica dándolo todo llegó el domingo. Día de partido. Día de nervios.

Por no extenderme demasiado, del partido diré que hasta el minuto 35 estuvo huracanizado, vamos, donde quería el conjunto valenciano: pelotazos, choques, codos, puños, golpes, ... y Fali obsesionado con sacar de quicio a Manolo. A partir del 35, el Huesca intentó echar el balón al suelo pero nos fuimos al descanso con cierta sensación de incomodidad, más por la tensión y lo ajustado del resultado que por situaciones de peligro real.
En la reanudación, tres minutos de delirio con Morillas (vaya temporada la suya) asistiendo a Tyronne y Mainz para abir brecha de dos goles. Los detallazos de Tyronne, qué clase, la salida de Esnáider (otro detalle) y pelea sin tregua, siempre con la incertidumbre que un gol visitante hubiera podido acarrear.

Fue una pena que el pitido final viniera acompañado de una pequeña invasión de campo que nos privó a muchos de compartir la celebración del equipo en el césped. Eso sí, nada ni nadie pudo evitar el abrazo con todos aquellos con los que comparto este sentimiento y que cada uno de esos abrazos (ya fuera real o digital) haya quedado grabado a fuego en el álbum de detalles imborrables de mi vida.

Enhorabuena. ¡Somos de Segunda!



jueves, 25 de junio de 2015

749

Jamás olvidaré el maravilloso trato que recibí aquella tarde nublada del 9 de junio en el Nuevo Colombino de Huelva. Ni la impotencia. Ni la rabia. Ni la tristeza. El descenso.

Ni el silencio de un AVE repleto en el origen y semivacío al llegar a Huesca. Algunos se bajaron en Madrid, otros en Zaragoza. A otros se les había invitado a salir del tren en marcha por ir sentados en contradirección. 

En el andén del Alcoraz quedaron los de siempre, los fieles siempre sin reblar, esperando el tren hacia un playoff que, previo amago, pasó de largo impertinente. 


Este domingo, 749 días después, vuelve a pasar por Huesca un tren hacia la Segunda División. Más de 5000 personas tienen su billete. Es el momento de subirlas al tren y acomodarlas para que todas, o al menos la gran mayoría, continúen el viaje con independencia del destino final.

Gracias al EQUIPO que lo ha hecho posible. ¡¡Aupa Huesca!! #VolveremosA2ª




lunes, 22 de junio de 2015

¡¡Aupa Huesca!!

Mi primer recuerdo en el Alcoraz es mi padre, es mi hermano. Es la voz desesperada de Braojos rogando que no le pasaran el balón para no recibir un solo golpe más. Tiene el tacto frío y duro del cemento de la grada de preferencia y se ve medio cuadriculado a través del enrejado metálico. Sabe a las pipas y golosinas del domingo en la Nueva Librería y huele al puro que un anciano que se llamaba Arturo devoraba a dentelladas.

En la explanada del Alcoraz se aparcaba en línea y había que aguardar a que se moviera el coche de delante para poder emprender la ruta de vuelta a casa en compañía del infame olor de la calefacción del coche funcionando a todo trapo y del constante soniquete de los goles que se sucedían por toda la geografía mandando a hacer puñetas nuestros vaticinios quinielísticos.

Los Reyes Magos no tenían la equipación del Huesca y, aunque fueras del Madrid, te hacían inmensamente dichoso con la del Barcelona.  De aquella época no recuerdo ni un solo gol, ni un solo marcador, pero sí que tengo grabado a fuego un sentimiento inexpresable con palabras y difícilmente comprensible para quien no lo comparta. 

Braojos es ahora entrenador. La Nueva Librería cerró. No hay cemento en el Alcoraz. Ni vallas de metal. El domingo, mi padre verá el partido por la tele mientras yo, como todos los domingos, vuelvo a ser ese niño con la ilusión en el estómago y la piel de gallina al ver jugar al equipo de mi ciudad.

¡¡Aupa Huesca!! #VolveremosA2ª

martes, 16 de junio de 2015

Detallazos y casualidades


Siempre he sentido sana envidia por quienes disfrutan de sus mascotas. No me preguntéis la razón, pero soy una de esas personas a las que la mera presencia de un animal le provoca nerviosismo y bastante incomodidad.

Ese canguelo animal se transforma en pánico cuando hablamos de perros, con las consiguientes limitaciones que ello acarrea, sobre todo si te gusta la bicicleta.

Así las cosas, en los últimos años he ido acumulando diferentes anécdotas con los diversos chuqueles que me he ido topando mientras le sacudía al pedal. Del repertorio de mis reacciones podría quedarme con las envidiables puntas de velocidad alcanzadas en algún sprint pero, ya que me he sincerado,  admitiré más de una "paradiña", algún giro de 180 grados con regreso a casa y más de un hilarante alarido contra el cánido en cuestión.

El domingo viví el penúltimo sofoco chuquelístico. Pedalabea yo en compañía de C. por la antigua carretera que va de Nueno a Arguis, cuando avisté tres ágiles monstruitos que cruzaban la calzada. Mientras C. continuaba sin apenas inmutarse, yo ya andaba con un pie a tierra evaluando si los perros en cuestión llevaban collar, iban acompañados (y si tenían la cartilla de vacunación en rigor, que el cerebro en esos casos funciona a toda pastilla). 

Y en ese momento, aparecieron ellos: un chico y una chica que al vernos en la distancia se apresuraron a coger a los perros para no generarnos ningún tipo de duda. Agradecí el detalle a los jóvenes, pensando en lo bonito de ese gesto de respeto por parte de alguien a quien seguramente le será complicado comprender el miedo ajeno pues evidentemente no lo siente en primera persona. 

Horas más tarde, mientras holgazaneaba yo la intención de dejar constancia escrita de ese detalle, recibí en forma de nuevo seguidor en Twitter la señal que me ha motivado a sentarme a escribir. 

Ahora sé que esos tres "monstruitos" eran tres perros labradores retriever, que creo que se llaman Jack, Bimba y Lady, que están en buenísimas manos y que son tan majos como sus dueños. ¡Gracias!